¿Qué harías si te dijeran que, en tu ciudad, conviven árboles frutales, plantas comestibles y frutos deliciosos, esperando que los descubras, que aprendas a mirar con otros ojos?
“La ciudad nos regala sabores” es una iniciativa que surge del encuentro con un árbol de mandarinas. Era el año 2012 y Ludmila Medina (Técnica en Producción Vegetal Orgánica (UBA) y Técnica en Tiempo Libre y Recreación) estaba camino a la casa de su abuelo en el barrio de Floresta, ubicado en la ciudad de Buenos Aires.
En el momento en el que quiso probar las mandarinas, una señora la retó desde la ventana y ella se disculpó. Pero fue ese encuentro, un instante tan revelador que no pudo olvidarlo. Así descubrió que la señora (de quien pronto se hizo amiga) no comía las mandarinas porque no podía cosecharlas. Eso la llevó a, cada vez que pasaba por allí, juntar varias bolsas de mandarinas, darle algunas a su nueva amiga, llevarse unas ellas, y repartir a todos sus conocidos. Pero las mandarinas, seguían sobrando…
El alimento ya está ahí, disponible en la ciudad, y sólo es necesario aprender a mirar con otros ojos.
Ludmila Medina, creadora del proyecto “La ciudad nos regala sabores”, Técnica en Producción Vegetal Orgánica (UBA) y también Técnica en Tiempo Libre y Recreación.
Fue entonces cuando pensó en que podía compartir con otras personas, en dónde estaban esos árboles frutales que tanto disfrutaba: el limonero de la vuelta de su casa o el ciruelo de la esquina.
Con el tiempo, ese listado se hizo cada vez más largo, y el proyecto empezó a involucrar a personas curiosas e interesadas, que aportaron desde su lugar. Como es el caso de Martín Simonyan, el creador de el mapa colaborativo del arbolado en ciudades, un mapa que busca “poner en manifiesto el valor del arbolado dentro de las ciudades para incentivar la generación de vínculos culturales entre el arbolado y la población.”
Al compartir con la gente el lugar en dónde están los árboles frutales, el proyecto se expandió y se volvió de todos.